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lunes, 16 de febrero de 2015

Realidad, imaginación y sueño. Primera sesión. Filosofía de cuento en La Central de Callao. Febrero 2015

Algunos sueños, como el de Alicia en el País de las Maravillas,
de Lewis Carroll, son especialmente raros, pero tan complejos
 y elaborados que cuesta creer que no estén ocurriendo de verdad. 
El pasado sábado 14 de febrero arrancamos la segunda edición de los talleres de Filosofía de cuento en la librería La Central de Callao, con un grupo de 7 a 11 años.

Fue un placer conocer a los asistentes y volver a dar la bienvenida a algunas caras conocidas también. Considerando que se trataba de un primer encuentro, en el que muchos no sabíamos muy bien a qué veníamos, la participación fue estupenda y se dijeron unas cosas realmente muy interesantes. 

¡Enhorabuena a todos los filósofos asistentes! 





Aquí va un resumen, con extractos de audio, de la primera sesión.

Participantes (sentados en círculo, partiendo de mi izquierda):
Jesús Rafael
Clara
Inés
Tomás
Nico
Celia
Matías
Nicolás
Jakob
Elena
Alejandra
y yo (Ellen)

Una de las participantes en el taller, Amelia, no pudo venir este sábado, pero el siguiente sí que estará y mientras tanto, se puede ir poniendo al día leyendo lo que hicimos.  

Para presentarnos dijimos nuestros nombres, nuestra edad y, como el tema de la sesión tenía que ver con realidad/sueño/imaginación, invitamos a cada uno a que contara el sueño más raro que hubiera tenido. 

Jesús Rafael fue el primero en presentarse. Nos dijo su nombre, su edad (7 años), y mencionó también qué día cumplía años. No se acordaba de ningún sueño raro en concreto, así que pasamos a Clara, que nos contó que tenía 8 años, dijo su fecha de cumpleaños, y resulta que tampoco se acordaba de ningún sueño raro. Inés también tiene 8 años, y tampoco se acordaba de ningún sueño raro. Pasamos a Tomás, de 7 años, y sin sueños de los que se acordara en ese momento. Nico tiene también 7 y no se acordaba de ningún sueño. Matías tiene 7 años y Nicolás también, y ninguno se acuerda tampoco de ningún sueño. Jakob tiene 9, Elena 11 y Alejandra 6, casi 7, y a ninguno le venía a la mente ningún sueño. Entonces me presenté yo, Ellen. Tengo 40 años, cumplo el 21 de marzo y ¡yo sí que me acordaba de un sueño raro! Raro y recurrente (lo he soñado más de una vez). 


En el sueño voy a un concierto de piano, pero cuando llego resulta que el pianista está indispuesto y me piden a mí que ocupe su lugar. Yo nunca he tocado el piano en mi vida (ni en el sueño, ni en la vida real) y claro, me pongo a hiperventilar y a sudar. [Aquí Jakob me pregunta si cuando salgo al escenario me ataca un tipo con máscara, pero le digo que no. No me ataca nadie pero lo paso fatal]. Miro por el telón del escenario y veo a todo el público esperando a que aparezca un gran pianista a deleitarles. Empiezo a sentir una ansiedad agobiante, se convierte en pesadilla. Es horrible. 


Alguien me empuja para que salga al escenario y salgo y me siento temblorosa al piano. Y entonces mis manos empiezan a tocar. ¡Y tocan tan bien! De repente lo que era una pesadilla se convierte en un sueño delicioso, de disfrute absoluto. Y me suelo despertar con una sonrisa. 

A raíz de este relato de mi sueño, nos preguntamos cómo sabemos cuando algo es sueño y cuando algo es realidad. ¿Alguna vez nos ha ocurrido que nos ha costado distinguir una cosa de otra? 
Elena nos ha contado que una vez soñó que tenía una Nintendo y por la mañana le preguntó a su madre que dónde estaba su Nintendo. Pero había sido un sueño. 

Entonces nos hemos animado unos cuantos más a contar algunos sueños nuestros. Matías ha contado uno donde salía un indio, un autobús, campanas. ¿Cómo sabemos que es un sueño? Matías ha dicho que en ese momento no lo sabía. ¿Pero ahora? Ahora sí lo sabe porque cuando se despertó estaba en su casa. Cuando se despertó, sus ojos le informaron de que eso no había pasado. Había sido un sueño. 

Inés nos contó también un sueño muy curioso, en el que tenía diez vidas. En el sueño se caía siempre al contenedor de la basura e iba perdiendo vidas. ¡Menos mal que se despertó antes de perder todas las vidas!

Podéis escuchar lo que dijimos aquí:  



Después de compartir algunos de nuestros sueños más extraños, quisimos pasar a ver un poco qué idea teníamos sobre la filosofía. Preguntamos primero qué creíamos que veníamos a hacer al taller. Jakob dijo que pensaba que era para estudiar cuentos. Matías dijo que veníamos para saber cuándo estábamos en un sueño y cuándo no. Esa es efectivamente una de las cosas de las que se hablarán en el taller. ¿Qué más? Para aprender. ¿Para aprender qué tipo de cosa? Tomas dijo que él pensaba que era "para aprender para pensar". Puede que él lleve ventaja, porque ya estuvo en el taller del año pasado. Pero va muy bien encaminado. Estábamos en un taller de "Filosofía de cuento". ¿Qué pensamos que es la filosofía? Celia propuso que la filosofía era pensar sobre algo que hace otra persona para entenderla. Eso puede ser parte de lo que es la filosofía. Desde luego que "pensar para entender" es uno de los propósitos principales de la filosofía. Hemos preguntado si alguien tiene un ejemplo de una pregunta filosófica. "¿Cómo es algo?" ha preguntado Inés. 

Entonces Matías ha dicho que él piensa que él ya ha hecho este taller. Efectivamente, luego he comprobado que Matías vino el primer día a un taller que hice en la Comunidad de Madrid, en la Sala Alcalá 31 de octubre a diciembre. Un taller al que también asistió Nico. Aquel fue un taller algo distinto, pero parecido, especialmente en el inicio, efectivamente. 

Pero seguimos con tratar de aclarar qué idea tenemos sobre qué es la filosofía. Al principio yo me había presentado como Ellen, había dicho mi edad... Entonces Celia ha levantado la mano y ha propuesto que una pregunta filosófica podría ser "¿Quién es... Ellen? o algo con "quién"? Seguimos probando. Matías ha propuesto que otra pregunta filosófica podría ser "¿qué te gusta?". Para ayudarnos un poco, hemos preguntado que si yo soy filósofa, qué piensan que me paso el día haciendo.  "Pensar sobre cosas raras". "Investigar". "Quedarte todo el día en el sofá viendo la tele". (Eso no forma parte de mi trabajo, he aclarado, aunque los filósofos también podemos ver la tele si queremos). "Escriben." "Escribir cuentos". "Escribir cosas que te han pasado". Más que escribir, necesariamente, sobre cosas que nos han pasado, pensamos. Pensamos en el mundo, en por qué pasan algunas cosas, y piensan en preguntas de un cierto tipo. "¿Cómo Edison y la bombilla?", ha preguntado Matías. No exactamente. ¿Edison era filósofo o era otra cosa? Inventor, se ha dicho. Era científico. 

¿Qué diferencia hay entre un filósofo y un científico? Alguien dijo que los científicos investigan y los filósofos escriben cuentos. Pero no todos los filósofos escriben cuentos. Tomás piensa que la diferencia es que los filósofos piensan y los científicos investigan. Pero los filósofos también investigan a veces. ¡Qué lío! 



Para aclararnos un poco, tras lanzar estas ideas previas que teníamos sobre la filosofía, hemos sacado una lata llena de preguntas. Algunas eran filosóficas, otras más científicas, y otras ni una cosa ni la otra, incluida alguna tontería. La idea era ir dando ejemplos del tipo de pregunta de la que se ocupa la filosofía para ir intuyendo cuáles podrían ser preguntas filosóficas, y cuáles no tanto.

Con cada pregunta, la idea era tratar de dar una primera contestación posible y tantearla muy por encima entre todos, principalmente para decidir si era una pregunta filosófica o no.

La primera pregunta la sacó de la lata Jesús Rafael: ¿Cómo decidimos si algo es bonito o si algo es feo? ¿Nos parece una pregunta filosófica? Aquí había algunas dudas. Algunas pensaban que simplemente era una cuestión de gustos. ¿Pero hay cosas que todos estamos de acuerdo en que son "feas"? Alguien señaló un cartel donde aparecían cuatro personajes dibujados que a casi todos los presentes, menos alguno, les parecieron feos. ¿Qué les hace feos? Elena dijo que ella pensaba que tenía algo que ver con que nos resultaban diferentes. Lo diferente puede resultar extraño y lo extraño, feo.

A Matías no le parece feo, le parece guay. A él le parece feo decir palabrotas porque es de mala educación. Y le parece feo tener mala educación porque no respetas a la gente, no vas a tener amigos y no vas a ser rico. Inés ha dicho que comparte el punto de vista de Elena. Los personajes del póster nos parecen feos porque se ven extraños. La pregunta sí que es filosófica. Una de las partes de la filosofía es la estética y se ocupa precisamente de la belleza, del arte y del gusto y de nuestra relación con esas cosas. ¿Es feo el sillón de la foto?



La segunda pregunta la sacó de la lata Inés. ¿Está siempre mal mentir o a veces es necesario? ¿Nos parece filosófica? Hemos asentido con la cabeza.  Tratando de contestar a la pregunta, Inés ha dicho que no le parece que esté siempre mal mentir. ¿Se nos ocurría algún ejemplo? Cuando quieres cubrir a alguien, por ejemplo. Matías ha puesto otro ejemplo: en un restaurante no te vas a atrever a decir, por ejemplo "estos macarrones están asquerosos". Debes mentir un poco y decir "mmm, buenísimos". Mentir para no herir los sentimientos del cocinero es aceptable, hemos estado de acuerdo. Ines ha dicho que ella dice que está muy rico pero está muy llena. Quizás haya una diferencia entre "mentir" y "ser diplomáticos"...

Entonces Jakob ha dicho que tiene que ir al baño. Matías ha sugerido que quizás esté mintiendo, pero no, no era el caso. Otra de las cosas en las que piensan mucho los filósofos es en el comportamiento humano y en cómo decidimos qué está bien y qué no está tan bien.



A Tomás le tocó la pregunta: ¿Qué tiene que tener un buen amigo o una buena amiga?
Esta pregunta también es filosófica. ¿Cómo definimos la amistad? ¿Cabe la mentira en la amistad? ¿Hasta dónde podemos perdonar a un amigo? ¿Está bien vengarse si una amiga te traiciona? Escucha un extracto de lo que dijimos aquí:


La pregunta que sacó Nico fue: "Si no te lavas la cara durante un mes, ¿es verdad que se te cae la nariz? Estábamos de acuerdo en que esta pregunta no era nada filosófica, aunque me pregunto, si fuera verdad, si se coleccionarían las narices perdidas en una "nasoteca" como ésta de narices de estatua en el museo danés Ny Carlsberg Glyptotek en Copenhague.



La siguiente pregunta le tocó a Celia. ¿Cómo podemos saber que nuestro mejor amigo no es en realidad un robot? Aquí fueron muchas las ideas. Imaginamos que un científico hubiera inventado un robot perfecto, igual que una persona. Con una piel indistinguible de la humana. Que se riera, que llorara. Un poco como el robot que aparece en la imagen, desarrollado por Hiroshi Ishiguro en la universidad de Osaka. ¿Cuál es el robot y cuál la persona? Hablamos de tornillos, de piel, de sentimientos, de mocos y del efecto del agua sobre los mecanismos del robot. Observamos que los robots no nacen, sino que se crean. Hicimos un experimento y propusimos que yo era un robot. Los participantes dieron argumentos para desmontar esta idea de que yo pudiera ser un robot. Podéis escucharlas todas aquí:


¿Es filosófica la pregunta sobre el amigo robot? Podéis escuchar como se estuvo de acuerdo en que sí. La filosofía hace muchas preguntas sobre la mente y sobre las personas. ¿Qué es una persona? ¿Es un cerebro? ¿O es algo más? Preguntamos qué me tendrían que quitar a mí para que dejara de ser "Ellen". ¿Un brazo? Seguiría siendo Ellen. ¿Dos brazos? ¿Las dos piernas? La vida, sugirió Elena. El corazón dijo alguien más. El hígado dijo otra persona.


Matías cogió la siguiente pregunta de la lata: ¿Quién debe mandar y por qué? Matías piensa que deben mandar los padres porque saben más. Pero Tomás no está muy de acuerdo con Matías y piensa que deben mandar los niños. Elena piensa que si mandaran los niños, podrían tomarse unas decisiones algo extrañas. La pregunta sí nos pareció filosófica. Otro grupo de preguntas que interesa a los filósofos tienen que ver con quién tiene derecho a mandar sobre otras personas y qué sistema de organización de la sociedad es mejor.


La pregunta de Nicolás: ¿Por qué a veces nos huelen los calcetines? no nos pareció demasiado filosófica, pero algo tuvimos que decir al respecto:


La pregunta que sacó Elena, bastante más: ¿Nuestros ojos siempre nos dicen la verdad? Elena piensa que nos pueden engañar. "Te enseñan lo que ves, pero a veces en el cole vemos unos dibujos donde una línea parece más larga que la otra pero en realidad son iguales". Este es un ejemplo del tipo de ilusión óptica al que se refería Elena:

Matías dio otro ejemplo: el horizonte, que parece que se acaba pero en realidad sigue.

A Nicolás se le ocurrió otro: cuando una cosa da vueltas, a veces parece que está parado, pero realidad gira.

Nico ha mencionado también los espejismos del desierto.

Luego hemos hablado de la visión de los perros y de la visión de los humanos. Vemos los colores distintos. Entonces, ¿cuál de las dos visiones ve "mejor" la realidad"? Nos ha parecido que lo que vemos nosotros es más "verdad" que lo que ven los perros. En la opinión de Elena, la forma de ver de los humanos, es una forma de ver. Como vemos así, elegimos la ropa de la forma en que la elegimos. Por ejemplo, pensamos que ciertos colores van mejor con estos colores que con aquellos. Pero podría venir un alien, que viera completamente diferente y nos diría "cómo te puedes poner eso, si se ve fatal". También mencionamos la visión de las abejas y la de las moscas. ¿Qué es la "verdad"? ¿Lo que ven las moscas, lo que ven los perros o lo que vemos nosotros? Elena ha dicho algo muy interesante: "para nosotros, lo que vemos nosotros". ¿Estamos diciendo entonces que la realidad depende de la criatura que la vea? No es algo que sea "así", sino que depende de quien lo ve. Podría venir un alien y decirnos: "¿que solo veis estos colores? ¿un arco iris de solo siete colores? pero bueno, nosotros vemos 24 distintos, que realidad tan sosa y tan pobre es la que veis vosotros". ¿Ve el alien la realidad mejor que nosotros? Quizás ve más que nosotros, dice Jakob.

Entonces Celia ha mencionado que a veces se puede soñar algo que te puede suceder en la vida real. Hemos preguntado quién está de acuerdo. Muchos lo estábamos. Luego al explicarlo, más que a ver visiones en sueños, parece que nos referíamos a lo que llamamos un "déjà vu", que significa en francés "ya visto". Inés lo ha explicado como una sensación en la que pensamos que ya hemos vivido un momento. Elena también había tenido una experiencia parecida y casi todos los demás también. Lo cierto es que éste es un fenómeno que ha sido muy estudiado por la neurociencia (la ciencia del cerebro) y, aunque hay algunas teorías distintas, las que más parecen convencer los neurocientíficos es que es fruto de una especie de "error" del cerebro, por el que se piensa que se está recordando algo que pasó hace tiempo, pero en realidad estás recordando lo que viste hace unas milésimas de segundo. Aquí, el filósofo se pregunta: si mi cerebro me engaña en estos casos, ¿cómo sé que no me engaña siempre? Podéis escucharnos aquí:



Por último, la pregunta que sacó Alejandra fue: ¿Cómo se llama tu calle? Nada filosófica, pero aún así, nos lanzamos a decir la calle donde vivíamos y algunos vivimos en calles con nombres verdaderamente bonitos.


Después de ver algunas preguntas filosóficas y otras no tanto, pasamos a leer el cuento de la sesión: Harold y el lápiz morado de Crockett Johnson.



Cuando acabamos el cuento, hablamos sobre Harold y su mundo, y sobre la posibilidad de que nosotros mismos fuéramos personajes de un cuento de algún escritor.
Jakob ha dicho que el cuento trata de un niño y un lápiz mágico. ¿Es un niño de verdad? No, es un niño de cuento. ¿Lo que cuenta el cuento es la realidad? No, no es real, ha dicho Elena, porque yo no cojo un lápiz y pinto un bizcocho y me lo como. Lo pintaría en un papel pero no me lo podría comer. Me gustaría, eso sí.

Hemos preguntado a quién le gustaría tener un lápiz como el de Harold. Unánimemente, a todos nos gustaría. ¿Harold está soñando? Matías cree que no, porque no pone nada de que está en su cama. Cuando se sueña normalmente estamos en la cama. Inés piensa que no puede ser verdad lo que está pasando. Celia opina lo mismo. Pero Nicolás interviene y dice "¡Pero es un cuento!". Le preguntamos qué quiere decir: "que puede pasar todo lo que quiere el escritor".

Entonces hemos preguntado si sería posible que nosotros fuéramos personajes de un cuento. Al principio nos ha parecido que sí. Si a un escritor o escritora le interesaramos lo suficiente como para incluirnos en sus libros, pues sí. Pero no era esa la pregunta. ¿Sería posible que ahora mismo nosotros fuéramos personajes de un cuento que estuviéramos hablando y diciendo lo que decimos porque el escritor está decidiendo que yo diga esto?  Jakob piensa que no. Pero otros han dicho que sí podría ser posible que fuéramos un personaje de un cuento. O a lo mejor estamos en un sueño, ha sugerido Matías. Hemos preguntado quién, de verdad de verdad piensa que es posible que nosotros formemos parte del sueño de alguien. Que hay alguien en su cama soñando con nosotros y que nosotros no somos más que eso: personas en el sueño de otra persona. Matías ha dicho que podría ser. Elena ha dicho preocupada que en ese caso desea que el soñador no se despierte. Clara piensa que podría ser y Tomás también ¿Nos gustaría? Tomás dice que por qué no. Celia también piensa que podría ser que fuéramos producto del sueño de otra persona.

Pero, volviendo a la idea de Elena. ¿Qué pasaría si se despertara? Que no existiríamos, a menos soñara otra vez con nosotros, pero no parece muy probable. Matías ha dicho que también podría ser que el que está en la cama está soñando a otro que está en la cama, que está soñando a otro que está en la cama, y sigue sigue sigue. Nico ha dicho que es como cuando se ve un señor que ve la tele que ve un señor que ve la tele que ve otro señor que ve la tele... Antes, Inés se había pellizcado para demostrar que esto no era un sueño. Pero puede ser que esté soñando que se está pellizcando. Pero

Inés ha añadido otra observación: ella siempre sueña en blanco y negro, así que esto no puede ser un sueño. Hemos preguntado si todos soñamos en blanco y negro y bastantes han estado de acuerdo. (Yo confieso que creo que sueño en color, pero es un poco parecido a la pregunta de en qué idioma sueño -en inglés o en español-. Me cuesta decirlo. A veces creo que sueño simplemente en "lenguaje", sin importar el idioma). Otra idea para rebatir la propuesta de que esto pudiera ser un sueño es que todo parece demasiado normal. Aún pensando esto, Matías sigue pensando que podría ser un sueño. Inés también piensa que en los sueños la gente no se mueve tanto. Nico ha mencionado que los sonámbulos sí que se mueven cuando sueñan. Nicolás ha contado que él no hace movimiento pero que a veces se sienta en la cama estando dormido. "Estoy durmiendo pero hago otra cosa". Y nos pusimos todos a contar pequeñas historias de sonambulismo.





Antes de pasar a la última actividad, donde jugamos a ser Harold y dibujamos lo que quisimos con nuestro lápiz mágico, leímos también Donde viven los monstruos, de Maurice Sendak: 

Y hablamos un poco de la diferencia entre un cuento y un sueño:




Y por fin, pasamos a la última parte del taller, en la que los participantes jugaron a ser Harold, cogieron un lápiz de un color, imaginaron que se les soltaba en un mundo donde no había nada excepto ellos mismos y su lápiz crea-mundos y se pusieron a crear su mundo particular. 

En los próximos días subiremos los fantásticos dibujos que hicieron, con breves explicaciones. 

El próximo sábado hablaremos y nos preguntaremos sobre la crueldad, y para ellos miraremos y leeremos las escenas del libro/juego Mundo cruel de Wonder Ponder, un proyecto de Filosofía visual para niños de la que soy autora, junto a la ilustradora Daniela Martagón. (Si tenemos suerte, la ilustradora podrá compartir esta sesión con nosotros).   

En esta segunda sesión, trataremos de profundizar más en cada pregunta y de establecer un diálogo algo más estructurado. 

El objetivo general de la sesión de hoy era conocernos un poquito, soltarnos y coger un poco de confianza e ir adquiriendo la idea del tipo de cosa de la que vamos a hablar en esta serie de talleres. Yo diría que en ese sentido funcionó muy bien. 

Os dejo con el ataque de risa que le entró a algunos en un momento en el que me ausenté para acompañar a uno de los participantes al baño. Yo me ausenté, pero la grabadora siguió grabando, y este fue el resultado: 


¡Nos vemos el sábado 21!

1 comentario:

  1. ¡¡Genial!!. No he podido leerlo en detalle pero ... ¡¡Me quedo!!. Creo que este blog me va a aportar mucho. ¡¡Miles de gracias!!

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