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miércoles, 5 de febrero de 2014

Filosofía de cuento en La Central con niños de 5-8 años. Sesión 1ª (Sábado 25 de enero, 2014)

El pasado sábado 25 de enero arrancamos los talleres de Filosofía de cuento en la librería La Central de Callao, con dos grupos, uno de 5-8 años, y otro de 9 a 12 años. Yo acabé muy muy contenta con ambos grupos. Para un primer encuentro, en el que nadie sabía muy bien a qué venía (especialmente los pequeños), hubo muchísima participación y bastante animación en los diálogos filosóficos que tuvimos. ¡Enhorabuena a todos los filósofos asistentes! Tengo ganas de que llegue ya nuestra segunda sesión este sábado. 

Aquí va un resumen de la primera sesión del grupo de 5-8 años.
Este mastín tibetano es lo más parecido a una combinación de todos los
alter egos deseados del grupo en una sola criatura perro-león-lobesca.
Va por vosotros, Xoan, Luis y Iosune.  

Participantes:
Iosune
Xoan
Alejandra
Luis
María
Camila
Daniel
Nico
Bruno
Javier
Tomás
y yo (Ellen)







El propósito de esta primera sesión era familiarizar un poco a todos con el formato del taller, y conocernos para poder relajarnos y dialogar mejor. Hubo un par de personas que apenas participaron, pero sí que estuvieron atentas, siguiendo lo que se decía y al final vinieron a saludarme. Quizás el sábado que viene se suelten un poquito, pero tampoco pasa nada si no les apetece. Cada uno viene a participar como prefiera. A algunos nos gusta mucho escuchar y nos cuesta más hablar. A algunos se nos ocurren cosas que decir en el momento y otros las pensamos luego, al salir o ya en casa. O tres días después. Cada uno, con su forma de participación preferida, es importante en Filosofía de cuento. 

Para esta primera sesión, pedimos a los participantes que vinieran 15 minutos antes, para poder presentarnos y acomodarnos y acostumbrarnos un poco los unos a los otros antes de empezar. Tras hacer un breve saludo a los padres, nos despedimos de ellos hasta una hora después y nos pusimos manos a la obra.

Lo primero que preguntamos era si alguien sabía por qué se llamaba el taller Filosofía de cuento. ¿Qué es filosofía? ¿A qué se dedica un filósofo? Aquí hubo todo tipo de respuesta. Desde unos silenciosos encogimientos de hombros o unos sonoros "NI IDEA", pasando por alguna tímida aproximación (¿tiene algo que ver con pensar?), hasta un rotundo "a hacer preguntas difíciles de contestar y pensar para contestarlas". Por ahí van los tiros, desde luego.

Lo primero que explicamos es que aquí yo no era exactamente la profesora, sino que más bien éramos un equipo de investigación filosófica que íbamos a intentar responder lo mejor posible a las preguntas y misterios que nos íbamos encontrando. ¿Y qué necesita un equipo? ¡Pues un nombre!

Dimos varias sugerencias de nombres de equipo, algunos más "filosóficos" que otros.
Nuestra hoja de sugerencias quedó así: 
Sugerencia número 1: AGENDA
Sugerencia número 2: TONTA
Sugerencia número 3: HIPERFILÓSOFOS
Sugerencia número 4: PATATA
Sugerencia número 5: PATATAS FRITAS

¿Eso es todo? No, hubo otra sugerencia que votamos enseguida para decidir si la incluíamos o no. La sugerencia era GILIPOLLAS. Once de doce personas votamos en contra de incluirla en la lista.

Finalmente, votamos y el nombre AGENDA se llevó la palma. Pues votado y decidido: EQUIPO AGENDA.

Y sin más dilación, pasamos a nuestra lectura del día. Alguno preguntó si ese libro no era un poco "para niños pequeños". Efectivamente es un libro que se puede leer perfectamente a un niño de un año, pero no exactamente de la forma que lo leímos nosotros: no como trampolín para mantener un diálogo filosófico.  

Y leímos (podéis volver a escucharlo puslando el play en la imagen) El camaleón camaleónico, de Eric Carle (editado por Kókinos en español).

El camaleón camaleónico es la historia de un camaleón que es como cualquier otro camaleón con el que uno pueda toparse. Va cambiando de color, de verde a marrón, de marrón a rojo y de rojo a amarillo. Cuando ha comido bien y está calentito, tiende hacia el verde; en cambio cuando tiene frío y hambre, se vuelve grisáceo y apagado. Se pasa el día cazando moscas con su agilísima lengua pegajosa y no mucho más. Lleva una vida de la que no hay gran cosa que reseñar. 

Pero un día va al zoo y se queda maravillado con todos los animales diferentes que ve. Echa un vistazo a su alrededor y comienza la acción. Ve un oso polar y desea ser tan grande y tan blanco como él. ¡Zas!, su deseo se hace realidad y crece y se blanquea. 

Ve un flamenco y desea ser tan bonito como él. ¡Zas! Su deseo se hace realidad y le crecen alas y patas de flamenco. Ve un zorro y desea tener una cola como la suya. ¡Zas! 











Su deseo se hace realidad, y sigue deseando hasta que acaba con aletas de pez, cornamenta de ciervo... 


... un cuello de jirafa, un caparazón de tortuga, la cara y la trompa de un elefante y un par de extremidades de foca.


De repente, ve una mosca. Nuestro amigo tiene hambre, pero ¿cómo puede alcanzar la mosca en semejante estado? Desea volver a ser él mismo. Y ¡zas! su deseo se hace realidad y recurre a su estupenda lengua pegajosa para atrapar la mosca ¡y comérsela!









A todos nos hizo mucha gracia cómo iba cambiando el pobre camaleón hasta convertirse en un camaleón-oso-flamenco-zorro-pez-ciervo-jirafa-tortuga-elefante-foca-persona. Observamos que en el cuento el camaleón desea muchas cosas que tienen otros animales pero que él no tiene.  

Este elefante también
quiere ser jirafa, Camila. 
Entonces preguntamos si a nosotros nos gustaría tener algo de un animal o ser un animal. Camila fue la primera en hablar. Ella dijo que le gustaba la idea de ser una jirafa, "para poder coger las cosas sin tener que usar el banquito. Para coger comida, por ejemplo, hay cosas a las que no llego y entonces se lo tengo que pedir a mi madre". Le gustaría ser una jirafa porque le gustaría ser más alta. 

A Xoan le gustaría ser un lobo, "para matar". ¿Por qué quieres matar? Para que así no tenga que gastar dinero. ¿Por qué si matas no tienes que gastar dinero? "Pues porque cuando tengo hambre, voy mato a un cerdo y me lo como y no tengo que gastar dinero". A Xoan le parece más práctico ser lobo, porque así no hace falta tener dinero. Le hemos preguntado si preferiría ser lobo que ser niño. "Sí". Pero después de una pausa, añadió que "el problema es que no podría hacer nudos". El lobo entonces tendría la ventaja de no necesitar dinero para comer, pero la desventaja de no poder hacer nudos.

¿Este lobo no sabrá hacer nudos, Xoan? 

“Y no puede cazar”, ha añadido Tomás. “Cazar sí que puede”, ha dicho Daniel.  “Ah, sí, es verdad”, ha reconocido Tomás.

Hemos preguntado si a alguien más le gustaría ser lobo.

Luis ha dicho que a él lobo no, pero que león, sí, para matar a un lobo. 

A Nico le gustaría ser un pájaro, "porque me gustaría volar". Xoan ha dicho que eso podría ser peligroso porque un águila le podría matar. Entonces yo he sugerido que quizás Nico era un águila. Pero Xoan ha seguido preocupado y me ha dicho a mí que quizás Nico es un polluelo. Le he sugerido que en lugar de hablarme a mí, le hable directamente a Nico. Para salir de dudas Xoan ha preguntado a Nico qué tipo de pájaro va a ser. Nico ha dicho que le gustaría ser un loro arco iris. "Pues te mataría el halcón", ha sentenciado Xoan. Camila ha sugerido que el arco iris le podría servir de escudo. 

Hemos preguntado a Nico que por qué le gustaría volar y ha dicho que porque puede ver muchas cosas desde arriba. Y ¿qué preferirías, ser pájaro o ser niño pero con alas? Nico no ha dudado: ser pájaro. ¿Por qué? ¿Tiene ventajas ser pájaro? ¿Qué no te gusta de ser niño? 

Aquí han llovido respuestas por todos lados. A mí no me gusta ir al cole, porque me aburro. A mí no me gusta ir a natación. 

Hemos decidido generalizar la pregunta. ¿A quién le gusta ser niño o niña? A Daniel, a Tomás, a Camila, a Iosune, a Bruno, a Javier.

Luis ha dicho que ser niño es un aburrimiento porque te quedas todo el rato estudiando en vez de ir por ahí correteando como un león. Esa es una vida mucho más divertida. Hemos preguntado quién está de acuerdo con Luis. 


Daniel ha dicho que no está de acuerdo con Luis. Ha dicho que el león tiene que recorrer el continente y buscar comida.

Luis ha insistido en que está bien ser león, porque tampoco tiene que pagar la comida. 

Iosune ha dicho que ella quiere ser un perro. Enseguida Xoan ha saltado y ha dicho que el león mataría al perro. Xoan ha añadido una pregunta: ¿Qué tiene de divertido ser perro? 

Iosune ha dicho que puede correr muy rápido. No tanto como el lobo, ha dicho Xoan. Cierto es. Hemos preguntado si ser perro tiene algo de malo. Alguien ha dicho que las pulgas. Hemos imaginado que mañana por la mañana nos despertamos y nos damos cuenta de que somos un perro. Preguntamos a Bruno que cómo reaccionaría él. ¿Qué harías? Alguien sugirió que caca. Y posiblemente, sí. Pero ¿cómo se sentiría? ¿Miedo? Bruno no lo tenía muy claro, pero lo que sí sabía es que no le gustaría. Xoan ha dicho que vendría un lobo y lo mataría. Hemos sugerido que quizás no haya tantos lobos en la ciudad para que vayan matando a todo el mundo a diestro y siniestro. 

Cuando Luis ha sugerido que si no hay lobos, también podría matarle un león, hemos decidido imaginar que estábamos en un mundo sin leones y sin lobos. En ese mundo, ¿qué tendría de malo ser un perro? Que te castiguen, ha propuesto. Podría hacer caca donde quisiera, ha dicho Tomás. Hemos preguntado si eso era una ventaja o una desventaja. A él le parece una desventaja. Entonces Camila nos ha contado que ella tiene un perro y siempre, todas las mañanas, se hace caca. Que siempre cuando vuelven a casa, el perro se ha hecho caca, la ha pisado y luego cuando su hermano, que nos explica tiene 11 años (de hecho es Sebastián, que también viene a Filosofía de cuento, pero al grupo de 9-12 años), cuando su hermano va a sacarle, mancha toda la cocina. Hemos preguntado a Camila si cuando pasa eso, lo riñen, o como decía Iosune, lo castigan. Camila ha dicho que más bien lo que hacen en ese momento es decir que nunca más tendrán un perro. 

Luis ha comentado que a un león, por ejemplo, no le castigan nunca. Xoan ha dicho que a los lobos tampoco. 

Entonces hemos dejado de imaginar que somos leones, perros o lobos, y hemos vuelto a ser personas. ¿Qué nos hace falta para ser felices? Xoan ha levantado la mano para decir que a él lo que le hace falta para ser feliz es ser un lobo. ¡¿Cómo no?! Pero como persona. Entonces Xoan ha dicho que a él le hace falta comer. 
Para ser felices hace falta comer, no tener hambre. 
Luis ha dicho que a él lo que le hace falta para ser feliz es morir e ir a Disneyland Paris. Le hemos preguntado que en qué orden le gustaría hacerlo, pero hemos tenido un momento duda. 

Xoan ha dicho que su día perfecto sería un día sin cole. Hemos preguntado a quién más le haría feliz no tener cole y muchísimos hemos levantado la mano. Camila ha añadido que a ella le haría feliz no tener natación. También con la natación el acuerdo ha sido generalizado. 

¿Por qué es mejor un día sin cole que un día con cole? Nico ha dicho que en el cole hay que trabajar mucho y los recreos son muy cortos. A Xoan no le gusta ir al cole porque le aburre. 

En cambio Javier ha dicho que a él sí le gusta ir al cole. Ha dicho que le gusta ir al patio. Hemos preguntado si nos gustaría que el recreo fuera más largo y a Javier le ha parecido buena idea. 

Daniel ha dicho que a él le gusta ir al cole, pero que a veces por la mañana le da mucha pereza. Tomás ha dicho que tienen que dar clase de inglés. Y alguien ha dicho (no logro identificarlo en la grabación) que el rollo es que no tenemos ni un momento para relajarnos en todo el día. 

Parte de nuestra felicidad, entonces, tiene que ver con no trabajar, o con estar relajados. Parece que estamos más felices cuando estamos relajados. 

Xoan ha añadido otra cosa que le parece importante para la felicidad: que no existieran los virus. 

Nico ha dicho que a él le gustaría vivir en el paraíso. Xoan se ha quejado de que Nico "solo está hablando de cosas de hadas". ¿El paraíso es de hadas? A Xoan le parece que sí, pero Nico no está de acuerdo. Tomás ha exclamado que también existe el paraíso tropical  y que eso no es de hadas. 

¿Qué es el paraíso? Una playa con muchos animales y con muchos árboles, ha dicho alguien. Un sitio perfecto, ha dicho Daniel. 

¿El sitio perfecto es igual para todo el mundo? 

Bruno ha dicho que su sitio favorito, su paraíso es su casa, para jugar todo el día en la tablet. 

Luis ha dicho que su paraíso es Disneyland Paris. Hemos preguntado si ha ido a su paraíso. Luis sí, y su hermana María también. Nos ha contado que durmieron en una cabaña donde había un grillo que no les dejó dormir un pelo. 

Iosune ha dicho que su paraíso es su pueblo, porque hay una pradera muy grande y cuando nieva se tiran por la pradera. ¿Nos da más felicidad la pradera abierta que la ciudad? A Iosune le parece que sí. ¿Por qué? Pues porque le hace sentir como un perro. Volvemos al principio. 

Xoan ha querido hablar de su lugar perfecto: la muerte. Le hemos pedido que nos describa la muerte. Estaría rodeado por el león y por muchos felinos y puedes comer y hacer todo lo que quieras. Después de la muerte hay una vida maravillosa, según piensa Xoan. 

Luego Camila le ha preguntado: ¿pero qué pasa si se muere tu madre? ¿y tu padre? ¿y tu familia? Pues no me enteraría porque estaría en el fin del mundo, ha dicho Xoan. Pero Camila ha insistido y ha refinado su pregunta: ¿pero si toda tu familia se muriese y tu estuvieses vivo, ¿qué pasaría? Xoan: pues me buscaría la vida. 

Entonces Luis ha declarado: ¡a mí me gusta la libertad! ¡y a mí! ¡y a mí! Hemos preguntado a Luis qué es la libertad. Su definición: que no tengas que hacer nada y estar haciendo lo que te dé la gana. 

Camila ha dicho que a ella le gustaría dormir todas las mañanas de colegio, porque siempre le cuesta mucho levantarse. Como esta mañana, que se tuvo que levantar y meter en la ducha, pero estaba medio dormida. 

Entonces algunas de las cosas que necesitamos para ser feliz son comer bien, no trabajar mucho, dormir más, tener más libertad, estar relajados. 

Hemos vuelto al cuento del camaleón para hacer otra pregunta completamente diferente sobre el libro. Hemos vuelto a mirar una de las últimas páginas: 
Hemos preguntado si nos parece que esta criatura es un camaleón. Nos ha parecido que no. Alguien ha dicho que es una patata, pero Nico ha dicho que no, que es un camaleón-oso-flamenco-zorro-ciervo-jirafa-tortuga-elegante-foca-persona. A Daniel le parece un camaleón, pero "con detalles". Cree que en esencia sigue siendo un camaleón. Javier en cambio no está de acuerdo, porque no queda casi nada de camaleón. 
¿Qué tiene de camaleón este camaleón?, hemos preguntado. 

Pues poco. El cuerpo, las patas. Pero a Daniel le sigue pareciendo un camaleón con detalles. Él piensa que es un camaleón. Por dentro siente que es un camaleón. 

Luego hemos mirado otra imagen, más cerca del inicio. Y hemos hecho la misma pregunta. Si antes no era, aquí tampoco, ha dicho alguien. 

Hemos ido viendo las imágenes centrales del libro. Algunos hemos dicho que lo que nos parece importante para decir que sigue siendo camaleón es que siga teniendo forma de camaleón. Su aspecto visual, su apariencia, importa para poder referirnos a él como un camaleón. Entonces, mientras mantenga la forma aproximada de camaleón, aunque el tamaño sea diferente, se puede seguir diciendo que es un camaleón. 

Iosune no está muy segura. Dice que incluso con forma de camaleón, hay otras cosas que hacen que ya no se pueda describir como camaleón. Por ejemplo, en la primera transformación, crece y adquiere la piel del oso polar. "Tiene pelo, y los camaleones no tienen pelo porque son reptiles". 

He preguntado que qué pasa si a mi me quitan un brazo. ¿Sigo siendo Ellen? Todos han pensado que sí. ¿Y si me ponen un brazo ortopédico? ¿Sigo siendo Ellen? Sí. ¿Los dos brazos? Sí. ¿Una pierna? Sí. ¿Qué me tienen que quitar para que ya no sea Ellen? Xoan dice que el corazón. Nico dice que la cabeza. Luis dice la vida. Tengo que morir para dejar de ser Ellen.  ¿Y si me cambiaran la cabeza? Luis piensa que seguiría siendo Ellen hasta que muriera. ¿Incluso con una cabeza nueva? Eso no se puede, han objetado. Alguien ha contado que a su tía le cosieron la cabeza. Preguntamos si después de cosérsela seguía siendo su tía, y ha dicho que sí. 

Iosune dice que si me quitaran los huesos tampoco sería Ellen. Luis ha dicho que no está de acuerdo. Estaría más blanda, pero viva. 

Bruno piensa que si se me quitan todas las cosas de dentro del cuerpo, de la carne, ya no sería yo. 

Daniel dice que siempre voy a ser yo, por mucho que me quitasen de partes del cuerpo. ¿Y si me quitasen el cerebro? No serías nada, ha dicho alguien. Daniel piensa que si me cambiaran el cerebro seguiría siendo yo pero con otro humor, otra personalidad. No te reconocerías en el espejo, ni sabrías donde estás, pero seguirías siendo Ellen. 

Este problema filosófico sobre una persona que va cambiando poco a poco y cuándo deja de ser lo que era en un principio, tiene un problema paralelo pero aplicado a los objetos. 

He sacado un dibujo de un barco. En realidad es un barco muy famoso en filosofía. Se llama el barco de Teseo. 
Y podemos contarlo así: 
Imaginemos un barco, como el de la imagen por ejemplo. Cuando lo construyen está nuevo y en perfecto estado. Conforme van pasando los años, ciertas piezas del barco se van estropeando y los dueños las van reemplazando por piezas nuevas para mantenerlo en buen estado. Poco a poco, muy poco a poco, a lo largo de muchos años, los dueños van cambiando las piezas, hasta que un día se dan cuenta de que han cambiado todas las piezas del barco original. No queda ni una pieza original del barco. 
La pregunta es: ¿Sigue siendo el mismo barco? Si la respuesta es "sí", hay que preguntar cómo es eso posible si físicamente no queda ni rastro del barco original. Si la respuesta es "no" hay que preguntar cuándo cambió. ¿Cuándo dejó de ser el primer barco para convertirse en otro? Aunque no lo parezca, es muy difícil responder a la pregunta. 

La forma en que lo hemos ido viendo ha sido con el barco de la imagen impreso sobre un papel. Hemos ido coloreando (muy "mal", según me han dicho, "te has salido", me han recordado) cada una de las piezas que íbamos sustituyendo en rojo. Despúes de cambiar una hemos preguntado: ¿sigue siendo el mismo barco? Y todos hemos dicho que sí. Sí, pero con una pieza de otro color. Hemos seguido. Pasan las semanas, se rompe otra parte, y sustituimos otra pieza. ¿Es el mismo barco? Sí. Seguimos, pasan más semanas, cambiamos otra pieza del barco. Sigue siendo el mismo, estamos todos de acuerdo. Poco a poco, lo vamos sustituyendo todo. Todas las partes son nuevas. ¿Es el mismo barco? 

Daniel piensa que ya no es el mismo barco. Luis está de acuerdo. Si es todo nuevo no puede ser el mismo barco. ¿Cuándo dejó de serlo? Daniel piensa que cuando la mitad estaba blanco, seguía siendo el mismo barco, pero cuando cambiamos un poco más, ya dejó de ser el mismo barco. ¿Estamos de acuerdo? 

Mientras estábamos dibujando, Bruno nos ha dibujado un barco espectacular. ¡Ese sí que era un barco nuevo! 

Por último, muchos hemos querido probar la grabadora. Hemos ido grabando a todos, de uno en uno, y luego hemos reproducido lo que hemos dicho. 
"Hola me gusta Luis, me gusta ser un león, aunque soy un niño." 
"Hola me llamo Xoan, me gusta ser un lobo, aunque soy un niño. Adioooos."
"Hola me llamo Iosune y yo quiero estar en mi pueblo, porque me siento como un perro. Adiós." 
"Caca culo pedo pis moco verde teta gris." 
"Lo que nos hace felices es chuparnos el culo." 
"Hola, Adiós." 

Para seguir pensando sobre este problemita de los barcos, os dejo una segunda parte de la historia. Imaginemos ahora, que el dueño del barco guardó todas las piezas viejas del barco. Las iba cambiando por piezas rojas nuevas, pero guardaba las viejas en un almacén. Un día, mirando todas las piezas viejas en el almacén, arregla un poco las piezas y decide mandar construir un barco con las piezas viejas, igualito que el primero, de aspecto, pero también de material. ¿Cuál es el barco original, el "viejo" rojo de las piezas nuevas o el "nuevo" con las piezas viejas? 

¡Nos vemos este sábado 8 de febrero en La Central, Equipo Agenda! Hablaremos de ratones, de trabajar y de jugar, de por qué hay que trabajar, de si hay algunos trabajos más importantes o valiosos que otros, de si puede haber trabajos que sean como un juego (que te paguen por pasarlo bien), y de mil cosas más que vayan surgiendo en la sesión. ¡Hasta el sábado!

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